Laburatorio

“Para vivir del fútbol hay que pensar todo el día en fútbol. Yo lo siento así. Y con la medicina pasa lo mismo. Médico es el que trabaja doce o quince horas en un hospital y después, en su casa, estudia cuatro o cinco horas más. En el fútbol es igual.”  Carlos Salvador Bilardo

Nació humilde, morirá igual. Será ésta su virtud mayor.

Aprendió desde la cuna que hay una sola manera de vivir la vida, nunca dos. Así la vive.

Supo desde chico, porque miró a su padre, que el camino era posible, pero difícil. Así lo recorrió, con tanto trabajo y tanto esfuerzo.

Le enseñaron que conformarse era de mediocres. Creció disconforme.

Abrió los ojos frente a los maestros que Dios puso en su camino: algunos ilustres, algún atorrante de café, aquel Osvaldo Zubeldía que supo confiarle otros secretos además de los del fútbol mismo.

Creyó en el talento del trabajo, en la cultura del sudor, en la moral del sacrificio.

Aprendió el código del silencio, tan poco usado.

Predicó –y así será siempre– con el ejemplo.

Amó a Dios por sobre todas las cosas. Y después a la familia, que lo ama.

Creció en la fe de los que están seguros.

Peleó por un ideal que fue estandarte.

Chocó con los necios, que lo siguen siendo.

Luchó contra los molinos de viento cuando era más fácil evitarlos.

Quisieron derrumbarlo, sigue vivo.

Fue campeón contra todo, muchas veces contra todos.

No nació ganador, se hizo. En la escuela, en la facultad, en los potreros, en el hospital, en la cancha, en la vida.

Cree que no hizo nada, cuando lo hizo todo.

Le dio al fútbol argentino lo que nunca nadie le había dado: un título mundial ganado afuera.

Nos dio, como jugador, un Título Metropolitano (1967), tres Libertadores (1968, 68, 70), una Intercontinental (1968), una Interamericana (1969) y como técnico, un campeonato Metropolitano (1982).

Nos seguirá dando una lección que deberemos aprender: no seremos nada si no nos matamos por ser algo.

Por estas cosas y por tantas otras, queremos homenajearlo en el día de su cumpleaños número 72 y agradecerle todo lo que le ha dado al país y a nuestra querida institución.

Carlos Salvador Bilardo, un campeón de la vida.

* Readaptación de la columna “A este Hombre…” de la revista El Gráfico de julio de 1990

GENTILEZA DEL DOCTOR EL CONTRA.