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El Estadio Ciudad de La Plata ya no representa más para nuestros rivales ese bastión prácticamente inexpugnable que supo ser desde el 7-0 que no se olvida más, hasta el 3-0 de su cierre (siempre contra el otro club de la ciudad que ahora milita en la B). En ese lapso (casi 3 años), Estudiantes sólo había perdido 3 partidos (Inter de Brasil, Vélez sobre el cierre del ciclo Astrada y Colón con suplentes a pocos días de jugar la final de la Libertadores).

En cambio, desde su reinaguración con el tan publicitado techado y pantalla LED la estadística por torneos locales da escozor: 5 partidos jugados, todas derrotas. No gritamos ni un sólo gol y nos convirtieron 10 (2 de promedio por partido). Si le sumamos la competencia internacional apenas mejora.

Desde este espacio hemos sido críticos del campo de juego, cuyo lamentable estado favorece el equipo que contragolpea, algo que Estudiantes en condición de local no suele hacer. Sin embargo, y tras un análisis pormenorizado del Laboratorio, hemos arribado a la conclusión que las últimas obras realizadas han cambiado la ecuación de las antiguas buenas vibras que había cuando el Pincha jugaba de local. Por eso, estimados Doctores, les pedimos encarecidamente que el próximo viernes cada uno lleve un diente de esta hortaliza en su bolsillo izquierdo. Si es Pelado, mejor. Muchas gracias.