Por el Dr. El Gringo
Adrian Paenza es una Periodista dedicado al deporte, a la política y a la divulgación científica. Es ademas Doctor en Ciencias Matemáticas de la UBA y docente en dicha Universidad.
Si bien muchos lo conocen del Periodismo futbolero, no me parece menor destacar su formacion académica, como tampoco dejar de resaltar que fue uno de los pocos periodistas con trayectoria en "distraerse" con el basquetball de la NBA.
Ha realizado recientemente una serie de reportajes en el Canal Encuentro a Manu Ginobili, el Chapu Nocioni, Pepe Sánchez y Carlos Delfino integrantes del seleccionado argentino, actual campeon preolimpico (lo hizo con anterioridad a este torneo), a los que se ha dado en llamar la "Generación Dorada".
Con una población no muy numerosa, con baja concentración urbana, nuestro país no exhibía hasta hace unos años condiciones naturales para el desarrollo de este deporte. La concepción de una Liga Nacional, alla por los años 80 y por iniciativa de los entrenadores José María Cavallero, León Najnudel y Horacio Seguí, permitió una competitividad que sumada al entusiasmo regional suplió la ausencia de esas condiciones naturales.
El fútbol, que parece haber recorrido el camino inverso, debería a mi entender, nutrirse de algunos aspectos de otras disciplinas colectivas. Pero esto es tema de otro debate. Aquí lo que quiero rescatar y transmitir son alguna ideas de Carlos Delfino, así como parte de su formación como persona y como deportista de elite.
Las semejanzas y coincidencias corren por cuenta de cada uno, así como las conclusiones.
Advierto por último que he extraído lo que consideré más valioso, pero el material está disponible en la página web del diario "Página 12" :
La Motivación / el Hambre / El Protagonismo
–¿Qué te motiva?
–Me motiva ganar. A mí me gusta competir, me gusta competir mucho. Yo por ahí me río, porque es una frase muy hecha ésa de que me gusta ganar, me gusta competir, porque nadie dice me gusta perder o me gusta salir segundo y yo segundos puestos tengo muchos.
–También algunos primeros.
–Sí, pero en mi paso por Italia. Un año salimos segundos de la Copa Italia, de Euro Liga, de Campeonato Italiano. Siempre segundo, segundo, segundo. Y fue el año que ganamos la Medalla de Oro en Atenas, contra Italia, y en ese equipo de Italia había otros cuatro jugadores que jugaban conmigo, así que esos cuatro volvieron a salir segundos. Y yo disfruté de esa parte, y los cargaba y me reía. Les decía que la culpa era de ellos. Pero cuando uno compite, cuando uno llega tan alto, es tan lindo, el hambre que te da de seguir mejorando, seguir luchando por superarte y ese medirse te da esa continuidad, esa adrenalina y eso es lo lindo y en esos momentos es cuando más pienso y lo que más me alimenta, todo lo que he sacrificado. Desde lo físico y lo material, hasta las horas que paso en la costanera de Santa Fe corriendo en la arena para prepararme o andando en bicicleta para entrenarme. Es como la película de Rocky, yo soy muy masoquista con eso y son de esas cosas que cuando estás jugando una final o un partido importante, mirar el reloj y dice quedan cuatro o cinco minutos y me los imagino como cuando estoy corriendo en la arena y digo quedan cuatro o cinco minutos. Y digo, me entrené para esto, me preparé bien y es como que te da oxígeno. Y esa pequeña cosa es la que te da hambre o por lo menos me pasa a mí. Entonces trato de tener siempre ese fuego interno encendido.
–¿Cuál creés que es tu fuerte, lo que te hace especial dentro del equipo?
–Que soy muy confiado de mí mismo. Yo confío mucho en mí y por ahí sé, como hablábamos antes del lenguaje corporal, no es el mejor, pero acá adentro, en mi cabeza, para mí, yo puedo dar y puedo competir con cualquiera, entonces yo llevo ese librito conmigo, que aunque no todo el mundo lo lea, yo lo llevo conmigo y es el número uno para mí. Creo que cada caso es especial, es particular y lo bueno es que cada uno dentro de un equipo respeta al otro, entiende al otro y deja el lugar como para complementarse. Y sobre todo en épocas de selección, cada uno viene con su librito y cada uno es el número uno y cada librito es el mejor.
Muchas veces nos toca tomar papeles de reparto y los aceptamos y sabemos que es en pos del equipo. Creo que eso es lo bueno y creo que eso es lo mejor de todo. Es lo que habla de la Selección nuestra de básquet, que por ahí no pasa con otros y otras que llegan con más jugadores NBA, con más egos y apellidos, pero a la hora de poner ese librito, siguiendo con el mismo ejemplo, no lo ponen a favor del equipo y se lo guardan y ponen mucho número uno y no es lo bueno, no es lo que suma.
El Grupo / Latas y chapas que Alientan
–Es interesante porque es un grupo de amigos, en donde todos los nombres, lo rutilante, las marquesinas el Delfino, el Nocioni, el Ginóbili o el Oberto es como si hubieran quedado afuera. Adentro hay un grupo de tipos que se van a matar por algo y hay una sensación de respeto y de estímulo. Yo sé. ¿Qué pasó en el partido contra Grecia? ¿Cuántos puntos seguidos metiste? ¿18?
–Sí, 18.
–Fue en Beijing.
–Sí, en Beijing.
–Todos tus compañeros, creo que preferían que embocaras vos antes que ellos, estaban entusiasmados más que vos. ¿Vos percibías que eran todos hinchas tuyos, que lo único que querían era que te fuera bien a vos en ese momento? El equipo argentino en ese momento era Delfino.
–Seguramente que son momentos especiales. Cuando le toca a uno tener esa luz encendida y que los demás te empujan y te alaban y te aplauden y demás, lo importante es el resultado final. Y por eso yo trato siempre de calificarme al nivel del equipo. Yo trato de hacerlo entender y lo explico siempre y me considero un jugador de equipo y creo que hasta que uno no entiende que cuando uno gana como equipo ganan todos no entienden mucho lo que es el básquet.
Podés ser el mejor jugador del mundo, pero si no ganaste no vas a tener ninguna copa, ninguna medalla y al fin y al cabo no se van a acordar mucho de vos ni vas a hacer tu mejor contrato o todo lo que puedas pensar individualmente. En cambio, cuando todo el equipo gana, hasta el último del banco mejora y aunque no haya jugado va a hacer un mejor contrato, aunque no haya jugado la gente va a saber quién es y así en cada punto suma. Creo que eso es lo que se entiende y lo que se ve en nuestro equipo nacional.
La Superación / El Entrenamiento
–Un doble, un triple, una asistencia, un rebote, una volcada, qué de
las cinco cosas te conmueve más, te hace vibrar un poco más.
–Si te digo ahora te tengo que decir un triple. Por ahí ahora me he convertido en un tirador como quizá nunca quise ser.
–En Detroit te obligaron a eso.
–En Detroit me movieron más al lado, perdí mucho más el contacto con la pelota, he trabajado mucho más en mi tiro y sí me convertí en un tirador como antes no era. Antes si me preguntabas cuál era mi jugada favorita, te decía que era agarrar un rebote, hacer un costa a costa y terminar volcándola o dando una asistencia. Ahora creo que la última vez que lo hice fue en Bolonia (risas). Pero bueno, creo que son cosas que te va dando el juego. Te va haciendo aprender y es una metamorfosis que uno va sufriendo. A mí me gusta hacer de todo. Hay veces que me entreno y me entreno con mi hermano menor, y por ahí le estoy ense ñando a hacer bandeja, a picarla y me estoy entrenando yo. Y si bien por ahí no lo hago más, de subir una pelota y jugar de base 30 minutos, yo me entreno como si tuviera que hacer eso, entonces el día que me toca, el día que un base comete faltas, quiero estar preparado para eso y quiero mantener mi juego y mis recursos intactos.
–Vos sabés que los jugadores suelen practicar, vos que ahora te has convertido en un especialista en tirar de tres, en Milwaukee lo has sido en la última temporada, no el único, pero uno de ellos. Yo te veo antes de los partidos y tirás. Salís como una hora y media antes y tirás, tirás y tirás, de distintas posiciones, de derecha, de izquierda, del centro, vos tirás. Tenés un entrenador asistente que te va dando la pelota y vos tirás. Pero cuánto tirás, no solamente ahí. Hablemos de números. Quinientos triples, quinientos intentos, cien mil. ¿Qué quiere decir tirar para vos?
–Yo te voy a decir lo que tiro yo. Estaba mirando una película ayer, y decían que contaban la plata, no contándola sino pesándola. Yo, hacé de cuenta que la peso. Tiro hasta que me canso o hay veces que tiro por tiempo. Hay veces que pongo la famosa máquina que te devuelve la pelota y tiro hasta que se termine, no es que digo voy a tirar quinientos tiros. Hay veces que le digo a mi señora que me voy de casa, me pongo los auriculares y hay veces que en Milwaukee está la banda tocando, ensayando y yo los corro y me pongo a tirar. Y ahí estoy, tirando una hora o una hora y media, que con la máquina pueden ser alrededor de dos mil tiros o dos mil quinientos tiros. Y estoy tirando por ahí hasta que me da el hombro, hasta que me canso.
–¿El hombro o las piernas?
–El hombro, sobre todo éste (y se señala el hombro derecho), que sufrí una lesión. Y nada, y tiro y es algo que me desenchufo y estoy escuchando música y por ahí me doy cuenta de que estoy bailando, pero estoy tirando, estoy en mi mundo. Muy consciente de corregir el tiro y por ahí me doy cuenta de que agarro un tiro, que agarro un ritmo y sigo tirando y puedo estar tirando horas y no me canso. A mí, el que me enseñó a tirar fue mi padre, que fue un rústico del básquet y no tiraba muy bien (risas) es el que me enseñó a tirar y gracias a Dios es el que más me corrige y el que mejor lo hace. Y por ahí tengo tan en la cabeza su voz con el tema del tiro o mis puntos débiles, que me corrijo solo y por eso voy con lo que te decía del peso de la plata, al tiempo. Y por ahí voy con la idea de tirar media hora y de repente agarré el ritmo del tiro y digo ya estoy y termino. Y otras veces que veo que eso no pasa y por ahí estoy una hora y media, dos horas o tres.