Narigón del Siglo

Por el Dr. El Gringo

- Tengo que escribir algo, Rubén.

- ¿sobre?

- el Dr. CSB...cumple, el 16, 73 años...

- ¿y qué pensas?

- Mucho. ¿No es cualquiera no? No voy a escribir de su cumpleaños; voy a escribir de Bilardo...y cuando uno escribe sobre Bilardo, escribe sobre fútbol, y escribe sobre Estudiantes...

- Y te preocupa...

- Sí. Tiene mucho hecho y mucho dicho. Si tenés que escribir sobre un sujeto de 20 años, ponele, Fede Fernandez, recién empieza, es todo fresco, es más lo por venir que lo pasado, pero con el Doctor no.Veremos...

Este diálogo, de trasnoche, entre dos amigos recostados en la sillas de un bar no libre de humo, a esa hora en que todo parece más claro, porque el tiempo se aletarga y nos permitimos volver al ritmo humano, merodear el silencio, usar la palabra y la pausa, todo lo que la vorágine del día y su fetiche productivo impide, fue el principio de estas líneas.

"La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando". Esta es una frase que se atribuye a Picasso. Algunos a Dalí. Es lo de menos. Artistas, científicos e intelectuales, en su mayoría coinciden: si las musas inspiradoras existen, solo se acercan a quienes están en el fragor del trabajo.

"Si la inspiración no viene a mí, salgo a su encuentro, a la mitad del camino" dijo ni más ni menos que Sigmund Freud, padre del psicoanálisis.  “El genio es 1% de inspiración y un 99% de sudor” sostuvo en su momento Thomas Alva Edison, prolífico inventor estadounidense que patentó más de mil inventos, entre ellos la lámpara incandescente, ¨la bombita¨.

Noé Jitrik ( La Pampa, 1928. Escritor. Doctor Honoris Causa de la Universidad de Puebla y Caballero de las Artes y las Letras en Francia. Premios Konex (1994 y 2004), interrogado acerca de qué prevalece, ¿repentina inspiración o hábito sostenido?, respondió: "Podría creer que padezco de inspiración pero en realidad son sólo ocurrencias a las que no les atribuyo ese carácter divino. Diría, correlativamente, que escribo por hábito sostenido; eso puede ser considerado rutina, pero en realidad escribo en cualquier parte y en cualquier momento".

Y volvemos a sujetos de otras nacionalidades, como uno llamado Truman y apellidado Capote, nacido el 30 de septiembre de 1924 en Nueva Orleans, educado en Nueva York y fallecido en Los Ángeles (siempre en yanquilandia) el 24 de agosto de 1984, afirmaba: "El único recurso que conozco es el trabajo. La escritura tiene leyes de perspectiva, de luz y sombra, igual que la pintura o la música. Si naces conociéndolas, perfecto. Si no, apréndelas. Y entonces reacomoda las reglas para que se adapten a tí¨.

Incluso Joyce, nuestro más extremo inconforme, era un espléndido artesano. Él pudo escribir Ulises precisamente porque pudo escribir Dublineses. Demasiados escritores parecen considerar que escribir cuentos es una especie de ejercicio con los dedos. Bueno, en tales casos lo único que hacen es ejercitar sus dedos.

El notable escritor peruano, y expresión de la derecha política, Mario Vargas Llosa vuelca esta conclusión contundente: "Mi disciplina a la hora de escribir nació de la comprobación deprimente de que no tenía inspiración. Por eso me sirvió tanto descubrir, cuando llegué a París en 1959, a Flaubert y, sobre todo, su correspondencia. Flaubert empezó siendo un mal escritor, un mero imitador, y para llegar a ser el genio que fue se impuso una disciplina de galeote. Yo llegué a la conclusión de que si uno no tenía talento podía provocárselo a base de trabajo".

Y cierro este cúmulo de citas con el enorme Roberto Arlt: “Se dice de mí que escribo mal. Es posible. El futuro es nuestro, por prepotencia de trabajo. Crearemos nuestra literatura no conversando continuamente de literatura sino escribiendo en orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un cross a la mandíbula"

Ahora, ¿que pasa con los deportistas al respecto? Preliminarmente, definamos alguna palabras así nos entendemos. El deporte es un juego competitivo, reglamentado y lícito, ¿si? ¿Sorprende lo de lícito? El tiro es deporte olímpico, pero el tiro al pichón está prohibido.

Y afinando un poco más, ciñámonos al deporte profesional, el remunerado. Y adviértase que no digo "por plata" para no banalizar la cuestión. Remunerado. Pago. Porque está regulado legalmente. Como el fútbol. Porque es trabajo. Los futbolistas son trabajadores en relación de dependencia.

Entonces, ¿qué pasa con aquellas personas que juegan competitivamente en base a un reglamento y les pagan por ello? ¿Deben trabajar o deben esperar a las musas? ¿Deben entrenar o confiarse al talento o don que los acompaña?

Y sus Directores Técnicos, ¿deben entrenarlos y dirigirlos o mandarlos al campo de juego a hacer lo que saben? (Me muerdo por poner "a saber lo que hacen", bidón puro ¿no?, pero sigo...esto no lo dije)

Estas preguntas retóricas, son extensivas a quienes arbitran sus competencias, a quienes cuidan la salud de los competidores, a quienes los alimentan.

Aunque con estos últimos nadie duda. El árbitro tiene que conocer el reglamento, el kinesiólogo y el médico al menos tener título y el cocinero, perogrullo, saber cocinar. Hoy, se sabe, los árbitros entrenan, requieren tecnología, ropa adecuada, tienen edad límite; los profesionales de la salud son especialistas en deporte y en EL deporte al que asisten, y el cocinero hace lo que le dice el nutricionista.

Lo hemos dicho repetidas veces en este Laboratorio: cualquier joven, sano y fuerte puede jugar a lo que quiera, pero tiene que aprender. Tomemos un numeroso grupo de niños y niñas, sanos y entusiastas, y comencemos a munirlos de raquetas, palos de golf y hockey, jabalinas, guantes de box, pelotas de básquet, rugby, handball, voley, Rifles, arcos y flechas, patines, bicicletas, motos, cuatriciclos y porque no, kartings. Y a divertirse.

En algunos casos el resultado será risueño, en otros habrá algún lastimado, en otros podemos tener lesionados o muertos.

Entonces, deben aprender a usar y/o jugar para poder competir. Para practicar deportes. Para ser dportistas, amateurs o profesionales.

Ese APRENDER, en el fútbol, pareció durante muchos años innecesario. Se trasladaba mecánicamente una situación social (en la argentina de 1900 sobraban tierras, potreros y los pibes corrían atrás de una pelota de trapo o tiento) que permitía y facilitaba el juego del fútbol(con un desarrollo de la habilidad con la pelota producto de las condiciones –malas- en que se jugaba), que rápidamente gano adeptos.

Era/es lo mismo que pensar que un italiano tenía/tiene que saber hacer pizza o tallarines sólo por ser italiano. Al Argentino le alcanzaba con el potrero. Aún hoy hay gente que piensa que cualquiera juega al fútbol. Quizá jueguen con el fútbol, pero no juegan al fútbol.

Esta zoncera -no menor- perduró luego de 1930 cuando se profesionaliza el Futbol. Recién se quiebra definitivamente con la irrupción de Estudiantes de La Plata de la Mano de OSVALDO ZUBELDÍA. DON OSVALDO fue al fútbol lo que Piazzola al Tango o los Beatles a la música.

Muchos dirán... "¡¿Y BILARDO?!"

CARLOS SALVADOR BILARDO es una de las síntesis mas perfectas del significado de la frase citada al inicio. El que profundizó el camino del Zorro. El realizador a escala. El trabajador incansable al que jamás se le escapo una musa porque las estaba esperando. Y si no venían las iba a buscar.

Los logros fueron/son consecuencia de ese trabajo. Algunos de ellos con ese "brillo" heredero de un gusto de malabar futbolero del que no logramos desprendernos. Y muchos tuvieron que cerrar sus bocas. Otros, bañados del sudor que surge del esfuerzo extremo. Y le dieron como para que tenga.

Más todos, logros del compromiso permanente por ser mejor y mejores.

Por enseñar y permanecer aprendiendo. Sin Marx no hubiera habido Lenin, ni Sartre, ni Saramago, ni Hernández Arregui.

Sin Platón, no hubiese habido Aristóteles, ni Tomás de Aquino, ni Adam Smith.

Sin Zubeldia y Bilardo no habría Guardiola ni Mourinho. ¿O alguno cree que Guardiola les dice hagan lo que saben? Contraria y afortunadamente, los manda a la cancha porque saben lo que van a hacer.

Ya las próximas generaciones enterraran algunas ideas propias de otros tiempos, arcaicas. Hoy un pase entre líneas tiene la belleza y la necesidad que ayer tuvo la gambeta.

Y para ir finalizando quiero hacerme cargo de resignificar alguna simplificación que se nos atribuye a los que, también, a veces para simplificar, nos autodenominamos "Resultadistas".

Ganar no es lo único importante. Es LO MÁS importante. Y es, eso sí, EL ÚNICO objetivo. Por eso Vince Lombardi dice ¨Ganar no solo es un pensamiento, sino es todo en lo que hay que pensar. Usted no gana de vez en cuando; usted no hace las cosas correctas de vez en cuando; usted las tiene que hace bien constantemente. Y esto le crea un hábito que lo llevara a la victoria¨.

Y nuestro Homenajeado refiere similarmente cuando echa por tierra con ese mito sobre que lo único que le importa es la victoria: "nunca dije que hay que ganar a cualquier precio. Ni en el fútbol ni en ninguna otra cosa. Lo fundamental en el fútbol es la formación del jugador y el principal problema en ese aspecto pasa por lo mal que ganan los técnicos de inferiores" (Ver nota)

Simplificar el debate, siempre, le facilita el juego al adversario, por eso mi preocupación por el uso de las palabras. De ahí que para llegar a alcanzar ese ÚNICO OBJETIVO cuentan la habilidad, el talento, la perseverancia, la formación del carácter, la disciplina cotidiana, el hambre de gloria, el grupo, el alimento, la salud, la higiene, el sexo, el clima, la pelota, el campo de juego, la localia, el rival. En fin, EL TRABAJO.

Ah! y los cordones...

Que a veces se desatan.

Bilardo piensa hasta en los cordones, porque también son importantes.

Aunque lo más importante es ganar.

Porque el Fútbol es un deporte: juego reglamentado, lícito, profesional y competitivo. Y nadie compite para perder.

¡Feliz Cumpleaños Carlos!

Y perdónalos por sus deudas…