La Abuela Noema

Única responsable de nuestra enfermedad, ESTUDIANTES DE LA PLATA. Dicen que no tiene cura.

Por Cristina Alfano

El 13 de septiembre del año 1924 llegaba al hogar de Josefa y Cirilo la niña Noema, hermosa como un ángel. Cirilo, oriundo de San Andrés de Giles, se prometió que cuando Noema crezca sentiría que el Club de sus amores era Estudiantes de La Plata.

Se crió con el orgullo de ser Pincharrata. A los 19 años se caso con Antonio “Quito” Alfano, que si bien no comulgaba con la gloriosa roja y blanca, jugaba muy bien al futbol al punto tal que llegó a probarse en Estudiantes junto a Garcerón y Gagliardi. Pero cuando las autoridades del Club fueron a buscarlo, su padre le dijo “mi hijo se va a ganar la vida con las manos, no con los pies”.

En abril de 1946 llegaría el primer hijo: Jorge. Estaba todo dado para que su papá Quito influyera sobre su ideología futbolística (triste). Noema no lo soportaba y buscaba la manera de torcer la decisión paternal. Y lo logró: le cambió la decisión por un cinturón y andá ahora a decirle a Jorge si se acuerda que alguna vez decidieron por él, en contra de la pasión congénita.

Después llegaron 4 niñas (Mirta, Cristina, Elsa y Graciela) y el ultimo un varón (Ruben). Seis vástagos genéticamente pincharratas.

Ella fue la que nos llevo a la cancha y su papá Cirilo el que nos enseñó a tener pasión por la camiseta. Él bajaba del tranvía 13 cuando volvía de la cancha y mirándolo a la cara ya sabíamos el resultado. ¡Ay abuelo si amabas a Estudiantes!!

Noema tenía unas cuántas costumbres. Durante los partidos, los que no podíamos mirar por la tele y solo lo escuchábamos por radio, debíamos estar todos juntos en la mesa con una gran montaña de caramelos.

Terminaban los partidos y era seguro ir a festejar a calle 7 de Plaza Italia a Plaza España. En auto, caminando, corriendo, cantando, con banderas, tachos y todo lo que hiciera ruido. ¡D11os, que fiesta y cuanta felicidad!

Amaba los tablones de calle 1. No le importaba su estado de salud: llueva o truene ella tenia que estar en la cancha.

Un día, al regresar tarde de la cancha pisó mal y cayó. Se lesionó los dos tobillos y le pusieron yesos por 45 días. ¨¡¿Qué?! Noooo, el domingo voy a la cancha¨ Se sacó las botas de yeso y fue.

Recuerdo durante el año 1968 que no nos perdimos ni un partido. Ella no te los hacía perder: si no estaba, el partido no empezaba. Fue un año espectacular, jamás los tilos olieron tan bellos. Los partidos por el torneo local, la Copa Libertadores y la Intercontinental. Una catarata de acontecimientos jamas vividos.

¡Estudiantes de La Plata jugando la final con el Manchester United, increíble pero real!

Mi cuñada y esposa de Jorge queda embarazada. ¡D11os!, cada partido contracciones. Entre contracción y contracción prometíamos que si nacía le poníamos Felipe (por Ribaudo). El 16 de octubre de 1968, pleno gobierno de facto, el Pincha se consagra CAMPEON DEL MUNDO. Locura total y todos a la calle. Fiesta, música, cohetes, sirenas y matracas. Gritos y más gritos. “Hoy es San Veron y mañana San Perón”. No nos importaba nada.

¡Todos los momentos que viví, todas las canchas donde te seguí…!

Córdoba, Santa Fé, Mendoza, Tucumán, con tantas horas de viajes y tantas adversidades. Ella junto a Estudiantes nos hicieron conocer todas las canchas. Y hemos llorado y reído de alegría y de tristeza. Pero siempre orgullosos de ser de Estudiantes.

También siguió a sus nietos que jugaron para el Pincha. A Gonzalo desde Tolosano hasta Estudiantes. A Máximo, categoría 1980, semillero importante. Allí había muchos chicos del interior a quienes ella los recibía en su casa de 517. Los sentaba en su mesa y les hacía su plato favorito. Al Tecla Farias le encantaba el Pastel de Papas y Noema se lo preparaba. A los chicos del Demo les llevaba la caja con yerba, fideos, arroz y algunos dulces.

En los ochenta, algunos de los nietos más grandes disfrutaron el campeonato. En los 90´ la desazón de la “B” pero acompañando en micro con los nietos desde Ringuelet hasta 1 y todos los demás esperando en el pino.

¨¿Ven ese que juega ahí? Es el hijo de la Bruja. No juega por el apellido, es un crack.¨

El Ruso, el Tecla y el Huesito; el Negro Suárez, Cacho y el Dr. Madero; Mazzuco y el Vasco; Tauber y muchos más siempre frenaron a saludarla con un cálido abrazo y beso. Siempre.

Sentada en la cabecera de la mesa en todas las fiestas, estuvo rodeada de hijos, nietos, amigos de los nietos. Los hospitales se colmaban cuando tenía algun problema. El Rusito, el Búho Presa y Pepo Soto; después Farías, Galetti, Juan Fernández. Hasta el Chelo Carrusca y su hermano pasaron por el risotto de la abuela.

Viajaba en el micro de la hinchada en los 80. Colmó de nietos el pino de 55. Después la ochava de 1 con bisnietos. Así fueron pasando los años de su vida y ella continuaba con la tarea de evangelización pincha. Lo consiguió en un 99%.

El 2 de octubre de 2006, la abuela Noema nos dejó para siempre y el 7 a 0 fue un extraño festejo sin su voz. Pero todos los primos que estaban en esa tribuna, los evangelizados y ahora evangelizadores miraron una y otra vez al cielo.

Promesa mediante, el 12 de diciembre del 2006 se pintó la bandera para llevar a la cancha de Vélez. Arrodillados Marianita, Mati, Maxi, Brenda, Gabi. Gastón para plantarla en el reloj y sentir su abrazo todos y cada uno de los que alguna vez disfrutaron de su calor pincharrata.

Jorge, Mirta, Cristina, Elsa, Graciela y Ruben (hijos)

Gabriela, Gonzalo, Morina, Gabriel, Diego, Emiliano, Gaston, Mariela, Sabrina, Dario, Maximo, Daniel, Matias, Brenda, Agustin. (nietos)

Lautaro, Gero, Sofia, Ana, Abril, Conrado, Juana, Martina, Bautista, Bruno y Santino (bisnietos)

El tiempo, que pasa para todos. Hoy es la 5ª generación de Pinchas que ella fue recibiendo en su seno rojo y blanco.