Sobre holgazanes, clasistas y ¨especuladores¨

¨La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando¨

Pablo Picasso

La reciente definición del Mundial de Clubes reabrió varios debates en donde se mezclaron distintos actores del mundo del fútbol. Los medios han mostrado personajes que desde su verborragia intentan sostenerse en el candelero, a pesar de sus resonantes fracasos. Otros que aún con argumentos desacreditan otras visiones y también aquellos que con criterio evaluaron lo sucedido.

Los Holgazanes

Que el Barcelona practica un fútbol con marcada posesión de pelota y una ambición ofensiva constante no es ninguna novedad. La eficacia con que lo desarrolla, medida siempre en los resultados obtenidos, hace que se lo considere el mejor equipo del mundo.

Con la manipulación como mayor aliada, aún persisten por estas latitudes ciertos Directores Técnicos (ayudados por una considerable porción de periodistas) que utilizan esos triunfos para levantar la bandera de un fútbol que ha quedado obsoleto hace ya más de 20 años.

¿El fútbol del toque, la circulación y el protagonismo? No, el de los holgazanes. Esos que históricamente vituperaron el trabajo y la investigación, y que si sumamos las horas que dedicaron a esto en toda su carrera no llegan a las trabajadas por Guardiola en la última semana (ver 20 horas estudiando al Santos).

Uno de estos ejemplares es el DT de la Selección Campeona del Mundo durante la Dictadura Militar, quien asegura que “Hay una confusión de los entrenadores denominados ‘trabajadores’. ¿Qué significa trabajar para un técnico? ¿Estar dos horas en la cancha con un silbato dirigiendo el entrenamiento? Pues no, para mí los jugadores trabajan mejor o peor, no más o menos. El exceso de repeticiones, como pasa en la música, hace que los futbolistas terminen por confundirse y no entender el entrenamiento. Me sorprenden esos técnicos que llenan cuadernos de notas durante los partidos. Pagaría millones por leerlos. ¿Qué anotarán? La hora del dentista de la hija, qué programa de televisión deben ver durante la semana…. ¿Qué sé yo? No lo entiendo, la verdad.” (Fuente: ¨La pelota no dobla¨)

¿No entiende? Quizás este artículo lo ayude un poco: ¨Disidencias y encuentros¨. Dice Matías Manna en su primer párrafo: Con el monitor encendido, las hojas en blanco comenzarán a teñirse de anotaciones. Como grandes investigadores, cada uno en su refugio hará lo suyo. "Minuto 26 frente a Valencia: gran presión arriba, gol de Muniain". "Min. 29.15 versus Salzburgo: mala transición defensiva". "Min. 17 en el partido Athletic-Osasuna: Llorente recibe de espaldas y abre a banda". "Frente a Valencia: desbordes por el sector derecho. ¡Atacarlo!", puede que escriba Guardiola. Por el otro lado, Bielsa no se quedará atrás. Sabrá que Keita fue titular en todos los partidos de la era Guardiola en San Mamés, repetirá acciones de Iniesta creando superioridades o de Muniain actuando como extremo izquierdo ante laterales ofensivos.

A los holgazanes, entonces, los dejaremos a un lado de aquí en más y en todos los análisis. El fútbol actual es súper profesionalizado, algo que el Estudiantes de Don Osvaldo Zubeldía puso en práctica hace 45 años (ver La Ruptura). Ya no hay espacio para los vagos, excepto en algún programa de TV o  en equipos con dirigentes trasnochados.

Los Clasistas

Dejando en claro que el trabajo, el estudio y la investigación para achicar al mínimo el margen de error son indispensables en el fútbol actual, nos encontramos con una escuela (la Holandesa) que partiendo de estos preceptos simpatiza con un fútbol basado en la búsqueda del protagonismo y la tenencia de la pelota como premisa fundamental.

En este abanico, podemos encontrar técnicos más atados a sistemas tácticos (sobresale el 3-4-3 menos elástico de Van Gaal y Bielsa, por ejemplo) u otros que modifican según el rival que tengan enfrente (Guardiola es su mayor exponente: ha puesto en práctica todos los sistemas que se conocen. Contra el Santos jugó con 3 defensores y 7 volantes, una innovación absoluta). Algunos con mayor verticalidad, otros con más elaboración de juego; con algunas marcas prefijadas o con marcaje en zona.

En ambos casos, sin embargo, consideran que el protagonismo debe ser irrenunciable, sin importar el material con que se cuente ni el dinero para incorporar jugadores. No importa si dirigen al Barcelona, al Athletic de Bilbao o a la Selección de Chile: hay que atacar contra cualquier rival y en cualquier circunstancia.

Por tal motivo, suelen ser críticos de los equipos que especulan, aduciendo que ¨no proponen nada¨. Es interesante analizar como se ha manipulado tanto el discurso que una acción como la especulación, innata a cualquier actividad que desarrolle una estrategia previa al juego, termina utilizándose de manera peyorativa.

Si buscamos la etimología de la palabra especular (y la vinculamos al deporte), encontramos que viene del verbo latino speculari, que significa ¨mirar desde arriba, desde una atalaya, observar¨. En las guerras, el speculator era ¨el espía, el explorador, el que hacía la labor de inteligencia¨. Por lo tanto, especular no es ni más ni menos que lo que hace el 99% por ciento de los equipos del mundo. Sin especulación, sólo nos quedaría confiar en nuestras propias virtudes sin tener en cuenta las del oponente. Atrasaríamos 50 años.

Todos los equipos buscan ganar, el único objetivo del fútbol. Para lograrlo, los directores técnicos proponen diferentes maneras: procurar el protagonismo a través del manejo de la pelota y la elaboración paciente de juego; retrasarse y dejar la pelota al rival para encontrar luego más espacios para el contragolpe; presionar en ciertas zonas del campo e iniciar el ataque ya desde el primer pase; la búsqueda de infracciones en las cercanías del área contraria para aprovechar un posible buen juego aéreo; entre otros.

Todas son propuestas. Todas son válidas. Según la ocasión y el plantel algunas son más convenientes que otras. Por eso aquellos que critican algunas de estas formas tienen una visión clasista del juego. ¿Por qué? Porque si todos los equipos buscasen el protagonismo e intentaran jugar de igual a igual, ganaría siempre el que tiene los mejores jugadores (que siempre son los equipos con mayor presupuesto). Sólo tiene derecho a ganar el poderoso, el que cuenta con jugadores mejores dotados. Si un equipo es débil, sólo debe aspirar a ¨perder dignamente¨. 

La Escuela Pincharrata

El resultado de la final del Mundial de Clubes no pudo ser más elocuente en relación a lo expuesto. El Santos intentó jugarle de igual a igual al Barcelona: sin especulaciones, ¨proponiendo¨, confiados en sus propias capacidades, alimentadas por el marketinero duelo Messi – Neymar. Fue un papelón histórico.

Por el contrario, aquel Estudiantes de Alejandro Sabella logró en 2009 poner de rodillas a los catalanes, que alcanzaron un agónico empate en los 90 minutos (con Piqué ¨a la carga Barracas¨). Lejos de conformarse con ser un partenaire del equipo más vistoso del mundo, planteó un partido milimétrico y estuvo a un paso de coronarse como el mejor de todos.

El propio Sabella reconoció que tomó tácticas de otros deportes, como por ejemplo el rugby y la patada hacia el fondo y los costados. Como el pressing del Barcelona era asfixiante, con ese recurso lo contrarrestaba, pasando Estudiantes a presionar bien adelante. La abismal diferencia en el poderío económico y técnico entre ambos equipos (10 veces el valor del otro) nunca se vio reflejada en el campo de juego.

Aquella noche fueron muchas las voces críticas hacia esa propuesta. Pero como el tiempo suele acomodar las cosas en su lugar, dos años después esa demostración de táctica y estrategia fue puesta en valor.

Los resultados, siempre, hablan por sí solos. Y quien quiera oír, que oiga.

Ensayo complementario: ¨Sobre semejanzas y diferencias¨

PD: Gracias Dr. Ferlustig por la foto.